martes, 13 de marzo de 2012

Ser o ser muchos: ésa es la cuestión

La realidad de quien soy
Yo soy yo.
Claramente, soy una entidad diferente de mi entorno. Yo era yo, hace veinte o sesenta años. Yo seré yo, dentro de veinte o sesenta años. ¿Y cómo sé que soy yo? Pues porque estoy en el centro de un contínuo de experiencias: yo me lavo los dientes, yo veo el cielo, o una peli, yo me emociono con un paisaje, una discusión o una sinfonía. Cada uno de nosotros percibimos la realidad de una manera específica, propia. Mi manera específica... al menos, hasta el momento siguiente: Lo que me transmiten los sentidos y mi reacción emocional y mis actos cuando veo un pastel son diferentes, si tengo hambre o si no, o si termino de leer un libro sobre los efectos del azúcar en la salud.

Mi percepción de las personas cambia según el humor del día, de la hora o de la edad. Las diferentes situaciones sociales también me hacen actuar de una forma o de otra: en el médico, me siento muy formalito, en el cine me espatarro, cuando recibo una visita, estoy de pie. En privado hablo desinhibidamente, delante de un público, me salen gallitos y sudo.

Y a pesar de esta polícroma e infinita variedad de experiencias que me atraviesan constantemente, transformándome, no tengo ninguna duda de que en el centro de todas ellas hay un 'Yo' pretendidamente libre y soberano, con una personalidad fija, que difícilmente cambia a través del tiempo. Es más, me veo como una consecuencia natural de como era de pequeño, versión corregida y aumentada.

¿En qué quedamos? ¿Tengo una personalidad en la que afianzar mi identidad, o soy un manojo de tendencias pasajeras?

Dos visiones complementarias
El Buda Sakyamuni comparaba los fenómenos del ego con el tronco de un banano: por mucho que peles, nunca llegas a una madera sólida. 'Todo es impermanente, excepto la impermanencia(anikka).'

Actualmente, el socioconstructivismo se abre paso académicamente e ideas impensables hace un tiempo comienzan a calar entre nosotras/os: no somos un 'yo', sino muchos: el contexto social nos construye, y somos diferentes en cada situación, como he comentado más arriba; más, cuanta más tecnología de comunicación utilizamos: así, no soy el mismo hablando por teléfono con mi madre que cuando la tengo delante, ni el mismo en la cola del autobús, que en un chat, también cambio de estar viendo una peli de aventuras, a estar de cumpleaños con compañeras/os de trabajo.

Por otro lado, es evidente que todos/as tenemos unos rasgos de carácter relativamente estables, que podemos reconocer en nosotras/os y en las demás personas. Hilando más fino, cuando atendemos bien cómo es la otra persona, podemos ver ciertas cualidades que parecen venir de antiguo, de una instancia más arcana que el propio individuo; puede ser genético, puede ser kármico, puede que tribal: la forma de mirar, la energía que deja una persona en una habitación, una forma característica de moverse, de modular la voz. O puede ser, una pasión inusitadamente profunda por las aves, por el mar, por la historia...: adivinamos fuerzas que guían al sujeto, como el viento a las nubes.

La psicología budista nos habla de los vasana: las impresiones o resíduos kármicos arraigados, huellas antiguas, muy difíciles de trascender. Una anécdota habla de un discípulo del Buda, ya muy evolucionado, el cual, durante los paseos con el Maestro, tenía por costumbre abrazar árboles.
La tradición explica que esta tendencia le venía por antiguas encarnaciones como mono, cuando vivía de rama en rama.

Se esté o no de acuerdo con estas suposiciones, la idea de vasana da una idea de la profundidad de nuestra naturaleza individual. Puede parecer opuesta a la 'construcción social'. Pero si las ponemos juntas creativamente, nos evoca la idea de que diferentes tendencias de nuestro 'yo' individual tienen distintos grados de arraigo: desde el puramente circunstancial, y desligado de la voluntad individual (como las personas que forzadamente levantaban la mano en las marchas fascistas); hasta el otro extremo: otras que tienen un sabor fósil, arcaico (como cuando alguien se pone 'hecho una fiera', o cuando una música exótica nos despierta una indescriptible añoranza). Enmedio, un gran abanico de reacciones y tendencias que consideramos 'Yo soy'.


Natación posmoderna...
Hoy el socioconstructivismo habla de la 'saturación del yo': un momento histórico en el que la identidad individual, tal como la concebimos desde el Renacimiento, está saturada, por obra y gracia de la cultura y las tecnologías de comunicación: pronto llegará un momento en el que no nos cabrán más identidades dentro del mismo cuerpo.
¿Será que rebosaremos como un vaso lleno, en otras formas de organización de la conciencia diferentes del 'yo'?
¿Aprenderemos a nadar en una existencia en la que la más importante referencia no sea 'San Yo'?
De momento, nos hace falta volvernos conscientes, asimilar, las diferentes identidades que llevamos encima, o dentro; y para hacer eso nos hace falta un 'puerto franco', un espacio compatible con todas, y que facilite la comunicación y la cooperación entre ellas.
Curiosamente, recuerda mucho a una democracia (a una de verdad, se entiende).

K. Gergen, autor de 'El yo saturado', señala que el centro integrador debería ser un espacio calmo, 'insípido'(sic), plano. Indica como referente la cultura de la obediencia de los chinos, por la arraigada filosofía de Confucio. Como yo lo entiendo, una plaza, un centro que se deje pisar, invadir, para que las diferentes tendencias encuentren la ocasión de expresarse bajo el foco de la conciencia, y esa parte de nosotros/as pueda ser redimida, liberada de las cadenas del automatismo compulsivo y destructor.

... y caminares antiguos
Así, cobran sentido los valores tradicionales de humildad, obediencia y conformidad, como elementos que facilitan la integración interior, la trascendencia de las polaridades y alienaciones. ¿Entonces, deberíamos volver al 'Sí Don Mariano por la G. de Dios, a sus pies' para encontrarnos a nosotros mismos/as?

Los desastrosos resultados de la obediencia y la conformidad lo son por dos razones: una, que en la concepción tradicional, lo que era un ideal de conducta degenera, por medio de una pedagogía deficiente, en un 'Deberías' que no tiene en cuenta a la persona real, y por tanto, es alienante en vez de liberador: en vez de conformarse con la propia naturaleza, y con una disciplina razonable de convivencia, el modelo autoritario enseña, con coacción, a conformarse, como plastilina apretada, a un molde social incuestionado. En vez de obedecer los dictados del propio Organismo, de crear, de jugar, de aprender, de relacionarme; u obedecer sólo a quien y cuando la razón lo aconseja; el modelo autoritario enseña a obedecer a otros usurpando el entendimiento, el propio criterio.

Y segunda razón, porque estos valores se han hecho converger en autoridades personificadas, en élites ávidas de poder, en vez de destinarse a honrar al propio Ser no-egoico, y a la Comunidad, la identidad colectiva y no excluyente, que es la que puede merecer esta rendición personal de servicio. Ejemplos prácticos de esta actitud los vemos en los líderes idealizados por el cine, como los papeles de Russell Crowe (Gladiator, Master and Commander, Robin Hood), Cate Blanchett (Elizabeth de Inglaterra, Galadriel) o la sacrificada Juana de Arco que interpreta Milla Jovovich. Son personajes que no quieren el poder personal sino para servir a su propio destino y el de su comunidad. La biografía de muchos otros personajes reales y de ficción exaltan estas cualidades en actos que contraponen una razón vital a la razón pragmática y acrítica de su entorno, a la vez que se prostran al bien supremo, propio y colectivo.

Pero no hace falta ser un líder formal, ni irnos tan lejos: cada día, muchas personas están dando humildad, obediencia y conformidad con las necesidades reales de la sociedad, manifestándose, oponiéndose a los recortes en educación, a las garras del capitalismo salvaje. Y cuando lo hacen sin odio, sin personalismos, con entrega sincera al bien común, su personalidad adquiere para las otras una nobleza, una sutil pátina iridiscente que inspira reverencia y amor.


Pero... ¿Hay tierra firme?
No sirven los valores prêt-à-porter para integrar la personalidad, si no es teniendo un contacto exquisito con el propio proceso, o el de otros, si somos educadoras/es o terapeutas. Un mapa no sirve de nada si no sé dónde situarme en él, ahora. Un proceso gestáltico lo puede ilustrar (el diálogo está reconstruido aproximadamente):

Toni (nombre figurado) ha hecho, como las compañeras y compañeros del grupo, una 'fantasía dirigida', un tipo de ejercicio gestáltico. Durante el ejercicio, se identifica con dos elementos que le han llamado la atención, por su carácter intenso y opuesto; un tronco y un arroyo.
Propongo explorar esta dualidad: siéntate aquí y sé el arroyo, habla como arroyo:


"- Yo soy fuerte, energético, vital, no veo a los lados, pero no me hace falta, yo voy adelante, adelante.
- ¿Cómo ves al tronco?
- Buá, es horroroso. Está allí, dejado caer, pudriéndose sin hacer nada.
- Díselo a él.
- Eres un muermo, tronco. Te quiero fuera de mi vida. Eres horroroso. No haces nada, y estás allí tumbado, viéndolas caer. Me pones de los nervios.
- ¿Quieres ponerte en el lugar del tronco para explorar lo que se siente aquí?(accede)
- ... Tiene razón. Soy un muermo, estoy apoltronado y no hago nada. Pero... yo veo a los lados. Yo puedo descansar y darte fuerzas. Yo soy sólido. (Se gira hacia mí con gesto extrañado y dice:) Parece como que ahora los entiendo a los dos. No entiendo cómo lo entiendo, pero lo estoy viendo distinto..."

Acabamos con una gran mística, la piel de la cual ha sido frecuentemente utilizada por los lobos autoritarios (y por cierto, que la interpretación de Paz Vega en la película de Ray Loriga se puede añadir con mérito a la lista de arriba).


Nada te turbe


Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.




Santa Teresa de Ávila
(1515-1582)

2 comentarios:

  1. Cada artículo mejor, Lluís. Lo del río y el tronco me ha llegado dentro, mola. Y gracias xq este tema te lo pedí.besets

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    1. ¡Gracias Jaime por el comentario! Es un tema que se puede enfocar desde muchas perspectivas, me alegro mucho de que te haya gustado, me da ánimos para seguir con ilusión este blog. ¡Un abrazo!

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