lunes, 19 de diciembre de 2011

Bordes y crecimiento

"El crecimiento está en los bordes", es un aforismo gestáltico. No hace falta saber mucho de geometría o de teoría de los conjuntos, para intuir la verdad de esta frase, de una sencillez despatarrante. Hace muchos años contábamos aquél chiste en el que un viandante se encuentra un cartel que dice, “cuidado con el borde de la carretera”. El hombre se inclina para ver el barranco, y mientras se le acerca uno por detrás, que lo empuja al barranco. Y dice, “Jajaja, qué borde soy...!” El dicho gestáltico tiene también ese doble sentido socarrón: aquellas personas que nos sacan de quicio, aquellas a quienes tememos, sentimos animadversión, manías varias... son también una oportunidad para explorar nuestros límites, las facetas ignotas de nosotr@s mism@s. Admitiendo que esta empresa acostumbra a ser compleja y enrevesada, podemos comenzar por otros aspectos de las fronteras: por lo pronto, aquello que puedo masticar y digerir, que me aporte energía y elementos vitales, que llegue a formar parte de mí, le llamaré “nutritivo”. Y aquello que se me atragante, que supere la capacidad metabólica de mi cuerpo o de mi ser, le llamaré “tóxico”. “Nutritivo” y “Tóxico”, una diferencia crítica, tanto si nos encontramos enmedio de la selva como en una oficina o en una reunión de exalumnos. Tendré que empezar a escuchar mis necesidades, no sólo fisiológicas, sinó también las sociales, emocionales, espirituales, estéticas... y a afinar el oído (las sensaciones, la vista, el olfato) a qué me sienta bien, qué me nutre, y qué es mejor evitar. Mi vida será rica, plena, creceré en la medida en que sepa elegir con qué entro en contacto, qué permito que entre en mí y, formando parte de mí, me amplíe (yo ahora mismo estoy algo ancho, así que debo de estar haciéndolo fenomenal) Una mujer (sí, los ejempls de terapia acostumbran a ser mujeres: como dijo el poeta, “voy contra mi interés al confesarlo”: los hombres vamos bastante atrasados en eso de mirar a ver qué hay dentro), una mujer joven, decía, se enfrenta a una decisión de trabajo: tiene que elegir entre responsabilizarse de unas tareas que le solicita un compañero de trabajo, o decir que no y atender a su familia, hacer deporte, y otros proyectos creativos propios. Mediante el trabajo con submodalidades de PNL, hacemos que su cerebro se represente mejor lo que ella quiere, incluyendo una valoración sobre la petición del compañero. Cuando lo hacemos, no tiene ninguna duda de qué es lo que quiere y lo que va a hacer, aunque aún le cueste decir que no.

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